En el post En el último momento, describí mi peripecia para conseguir enlazar en el aeropuerto de Barajas al vuelo que me traería a Quito. Sude la camiseta por todo Barajas para alcanzar la puerta de embarque desde la T4 hasta la TS4.
Pues bien, la vuelta a España en mi primera visita desde que estoy en Ecuador no ha sido mucho menos caótica, problemática y estresante.
Debido al tráfico caótico e imprevisible de Quito, hay que salir hacia el aeropuerto con bastante tiempo de antelación por si encuentras algún atasco considerable por el camino. Así que ese día llegué con casi 3 horas al aeropuerto. Nada más llegar ya no noté que algo no era normal. Mi vuelo a Madrid no aparecía en el panel de información de salidas. Pero bueno, me dirigí al mostrador de facturación de Iberia y allí empezó mi pesadilla. El vuelo tenía un retraso de casi 4 horas porque el avión que tenía que llegar había salido con ese retraso desde Madrid! Mi primer pensamiento fue en el vuelo que tenía que enlazar en Barajas con destino a Valencia a las 16:10 h. del día siguiente. Si aquí salíamos con 4 horas de retraso, era imposible que enlazara con mi vuelo en Valencia.
Al ir a facturar lo comenté y me dijeron que no me preocupara que ya me habían asignado un nuevo vuelo a Valencia… ¡A las 22:50 horas de la noche! Lógicamente proteté y pedí que me pusieran en un vuelo anterior, pero me dijeron que estaban llenos y que ese es el que me habían asignado ¡6 horas y cuarenta minutos posterior al horario original!
Y con bouche para que cenara en el aeropuerto, me despidieron del mostrador de facturación.
Tenía casi 7 horas de espera en el aeropuerto: las 3 de antelación con la que había llegado y las casi 4 horas de retraso del vuelo a Madrid. Así que me dispuse a buscar wifi y acomodarme con la tablet en algún rincón para ver algún programa online. No si antes comprobar que efectivamente había un vuelo a las 20:30 con destino Valencia y en el que no me habían dado plaza. El vuelo a Madrid estaba previsto que llegara sobre las 17:30 h. (en vez de 14:30 h. del horario original), osea que me daba tiempo de sobra a que me hubieran enlazado en dicho vuelo ¡porca miseria!
Pasé las horas en el aeropuerto como buenamente pude: tablet, ebook, paseos, tiendas, baño, etc… hasta que llegó el momento de tomar algo para aprovechar el bouche que me habían dado. Pero no fue nada fácil, porque en vez de darme el ticket para hacer la consumición una vez pasado todos los controles (vamos lo normal, porque no vas a esperar al último momento a pasar controles y aduanas), me lo dieron para un restaurante de fuera y yo ya estaba dentro!!! Fue al mostrador de Iberia para preguntar y me dijeron que lo sentían que aquí dentro el bouche no me servía. Pero no debía ser cierto y los restaurantes de dentro deben de estar asociado con el de fuera asignado porque al final logré que en uno me lo aceptaran y ahí estuve otro rato sentada tomándome un sandwich y una cervecita pagada aparte porque el alcohol no entraba.
Uff! El tiempo no pasaba… y es que 6-7 horas son demasiadas horas…. Pero por fin sobre las 20:30 horas de Quito aterrizó el avión que procedía de Madrid y que es con el que regresábamos a España. Y sobre las 22 horas estábamos despegando rumbo a Guayaquil… ¡esto se iba a hacer eterno! La escala en Guayaquil después de la super espera en Quito no me pareció nada larga ni pesada, fue bajar y subir de nuevo…. y por fin despegaba rumbo a España con unas cuantas horas de retraso. El comandante dijo que el retraso del vuelo había sido por la tormenta que había caído la mañana anterior sobre Madrid, Vaya! se excusaban en las condiciones meteorológicas, para tal vez impedir posibles reclamaciones.
El vuelo trascurrió sin incidentes y por fin sobre las 17:30 horas local en Madrid aterrizamos en Barajas… Iba directa al mostrador de Iberia para solicitar que me pusieran en lista de espera al menos en el vuelo de las 20:30 h… pero no era la única, había un millón de personas reclamando sus enlaces.
Cuando por fin me tocó a mi, me dijeron que lo sentían, que efectivamente el vuelo del as 20:30 h. estaba completo y las personas que tenían que enlazar en ese vuelo venían en hora. Y que no me podía poner en reserva porque para eso me tenían que quitar del vuelo que ya tenía asignado a las 22:5o h. Y al final me quedaría sin enlace. No me lo podía creer! Les dije que entonces me dejaran pasar a la sala VIP para esperar y descansar después del retraso y el cansancio acumulado. Me dijeron que tampoco podían hacer eso, pero me daban un bouche para un sandwich mientras esperaba. Lo siguiente fue pedir la hoja de reclamaciones y preguntar que tenía que hacer para recuperar la maleta e irme en AVE a casa. Quedaba una escasa hora para que saliera el siguiente AVE a Valencia a las 19:40 h. Era eso, u otras 4-5 horas de espera en Barajas. ¡no podía más! aunque al menos ya estaba en España.
Volé, literalmente hacia la T4 una vez pasé el control de policía. Al llegar a las cintas de recogida de equipaje volví a preguntar en otro mostrador de Iberia y me confirmaron que mi maleta había llegado y me recomendaban que primero comprara el billete de AVE y luego viniera y pedían mi equipaje y en menos de media hora lo tenía.
Busqué fuera las oficinas del AVE. Me dijeron allí que el de las 19:40 ya no llegaba, pero el tren de las 20:10 h. podría cogerlo. El enlace de cercanía tardaba una media hora y salía cada media hora, por lo que me recomendaban que cogiera primero la maleta y luego comprara el billete. Vuelta corriendo al interior del aeropuerto al mostrador de Iberia para pedir la maleta ya decidida a irme en AVE si o si, pero como la ley de Murphy está para lo que está…. para fastidiar, claro; en ese momento en el mostrador de Iberia hay una cola considerable de gente reclamando equipaje. ¡No podía esperar! Colándome a todos me acerqué al señor que me había atendido antes, aunque estaba atendiendo en ese momento a una pareja… frente a las prisas y el estrés no hay educación, lo siento. Me echó la bronca, lógicamente, y me dijo que me esperara, pero cuando terminó con la pareja me atendió y se dio cuenta que era yo y se disculpó ya que sabía de mi premura. La gente en la cola protestaba, pero mi maleta ya estaba pedida y en ese mismo momento me arrepentí de haberla solicitado.. ¿realmente iba a llegar antes a casa antes?
En fin! Ya estaba hecho. Tenía que ir a la cinta 6 y esperar una media hora. Si a las 19 horas no había salido, debería reclamarla de nuevo. ¿Donde estaba la cinta 6? efectivamente Murphy siempre se encarga de estas cosas… la última de la sala, allá donde cristo perdió el gorro y lo más alejada posible de donde estaban las escaleras de bajada al AVE. Desesperaba, impaciente agotada y no sabiendo si al final había hecho lo correcto, oí un golpetazo, me giré y era mi maleta. !Chúpate esa Murphy! Había llegado en cinco minutos!
La cogí en volandas y yo misma volví a salir volando, arrastrando por los pasillos una maleta de 21 Kilos y un cansancio de 24 horas.
Pero Murphy volvió a aparecer y cuando llegué al mostrador del AVE, de nuevo había cola. Al final me atendieron, pero me dijeron que efectivamente que a pesar de ser las 19 horas a las 19:40 h no iba a llegar a tiempo y que me vendieron un billete de Alvia para las 20:10 h. Pues genial, algo es algo. Pregunté que cuando salía el siguiente cercanías y me dijeron «2 minutos…. » con el billete del tren en una mano y la maleta de 21 Kilos en la otra, salí disparada a la entrada de cercanías. El tren estaba todavía en el andén, pero en la escalera mecánica que bajaba al andén estaba mi último obstáculo: una señora con una maletita de chicha y nabo (vamos que podía ir bajando andado las escaleras mecánicas sin sudar la gota gorda como yo) y tranquilamente me impide el paso. Literalmente paso por encima de la panfila señora con mi maletón a pulso y consigo subir al vagón (pedazo de escalón que tenían en el cercanía de marras) en el último microsegundo. No me lo puedo creer. Llevo una hora corriendo por todo Barajas y por fin me siento.
Cuando llegué a Atocha quedaban 7-8 minutos para que saliera el tren de las 19:40 h. ¿por que no intentar el cambio? Volando (a estas alturas del día ya estoy acostumbrada a hacerlo), me acerqué a un mostrador de AVE, por supuesto en ese no era y me dirigieron hacia abajo desde donde salen los AVEs a Valencia, allí encontré un nuevo mostrador y pregunté si podía hacer el cambio para el tren que salía en cinco minutos.- La chica del mostrador me dijo «huy, este billete es de un alvia», y yo le pregunté ¿Y? , pensado que igual no podía cambiar el billete por ese motivo. Pero la chica me dijo que es que tenía que abonar 2,10 € para hacer el cambio. En ese momento como si me hubiera pedido 20 euros. Como dirían en Ecuador, dale, dale, nomás…. una vez abonada la diferente, le pregunté que cuanto quedaba para cerrar puertas, y me dijo «un minuto, así que corre».
¿Correr? No, si yo ya vuelo, llevaba haciéndolo toda la tarde…
Por supuesto, de nuevo el vagón que me tocaba estaba al final del andén, pero una vez pasado el control ya empezaba a relajarme… ¿sería posible que llegase finalmente a casa a cenar? Eso si, una cena que me había costada casi 80 euros, claro, el precio del billete de AVE, pero eso, cenaría en casa, mirando el mar.
Para finalizar este maratón de más de 24 horas, el «simpático» del revisor del tren me riñó porque mi maleta no cumplía las medidas máximas permitidas en el tren y tenía que dejarla en el pasillo porque ya estaban todos los sitios de las maletas ocupados. Pero ¿no sería que al precio de oro que venden los billetes, los vagones no estaban diseñados realmente para llevar las maletas de los viajeros? Nunca hay sitio en el pequeño espacio que hay para dejar las maletas, así que eso no era culpa mía, con o sin maleta grande…
Y en el momento que arrancó el tren rumbo a Valencia y yo me senté en mi asiento, empecé a tener la sensación que realmente empezaban mis vacaciones. ¡No era para menos!
Ana