O lo que es lo mismo, la cascada del río Pita.
Era una excursión cercana a Quito, pero aún así, nos costó cerca de hora y media hora llegar. Aqui las distancias son cortas pero el tiempo empleado es largo
El caso es que cuando cogías el desvío en Sangolquí, hacia la cascada el camino estaba lleno de jóvenes de dos compañías diferentes (una roja y otra verde) que te vendían las opciones dentro de la zona natural.
Nosotros compramos la opción azul porque parecía más atractiva y menos difícil. La opción verde estaba dedicada a la multiaventura y tenía una ruta algo más larga.
Pero aquí todo es engañoso… La ruta elegida no se sí sería la más accesible, pero lo que se suponía un paseo de hora y media se convirtió en un recorrido con bastantes dificultades… no había que olvidar, según indicaba el folleto que nos habían dado, estábamos prácticamente a 3.000 metros de altitud… algo más que Quito, incluso. Y eso pasa factura respiratoria.
Estábamos en un bosque primario, o bosque nativo, denominado también bosque virgen . Es un bosque intacto (u original), y con un alto grado de naturalidad que nunca ha sido explotado, fragmentado, o influenciado directa o indirectamente por el hombre.
No todos los bosques antiguos son primarios; son denominados secundarios los regenerados de hace mucho tiempo sobre un bosque antes destruido, significativamente modificado o explotado por el hombre. Éstos no llegan a tener el grado de biodiversidad, o sea la riqueza de especies, de los bosques primarios, como era el caso en donde nos encontrábamos.
Pero bueno, pasito a pasito, fuimos de cascada en cascada….
Pasamos por desniveles y zonas resbaladizas por el suelo tan mojado y pedregoso.
Incluso pasamos la dificultad de un puente de dudosa seguridad…. Pero ¿quien dijo miedo?
Hasta que llegamos al objetivo: la chochera del Pita… que se nos ocultaba inicialmente destrás de la propia naturaleza.
Bonita cascada y nada despreciable en su tamaño y caudal. No en vano tenía una altura aproximada de 60 m.
Nace de los deshielos de los volcanes Cotopaxi y Sincholagua. Sin duda este entorno sería unos de los primeros afectados si el Cotopaxi decide manifestarse plenamente, como relaté en el El Cotopaxi está nervioso.
Pero mientras eso pudiera ocurrir, ahí estaba yo posando para la posteridad.
Y después de las fotos de rigor, no había mejor entorno para comerse el bocata que sentados mirando la Pita. Aproveché para sacar unas cuantas fotos más de tan magnifica cascada.
Algo inadmisible en España y que aquí me llamó la atención es que vi más de una hoguera encendida en el camino y en el entorno de la cascada…. Familias haciendo sus barcacoas tranquilamente en pleno bosque primario para pasar la mañana del sábado…. lo flipas.
En fin!
Emprendimos el regreso pero ahí hubo una equivocación en la interpretación del mapita que llevábamos y bajamos hasta el borde del río para intentar volver caminando por la orilla del mismo.
Lo que encontramos fue un pescador solitario metido en zapatillas de deporte y chandal en el río intentando conseguir su mejor pieza del día…. ¿a cambio de un constipado?
No fue posible seguir el camino al borde del río porque en un punto determinado se cortaba y no se podía continuar. al menos que quisieras ser pescador, claro. En ese caso se podía seguir el ejemplo que acabábamos de ver…. Así que todo lo que baja equivocadamente, tiene que subir con gran esfuerzo. Y hubo que desandar el tramo hecho….. Y a esa altitud, como decía, las equivocaciones se pagan caras; vamos se pagan sacando el hígado para volver a recuperar el camino desviado.
El esfuerzo fue mayor de lo esperado, pero la recompensa visual, en cualquier caso, valió la pena. Esperemos que la naturaleza respete la naturaleza y el Cotopaxi vuelva a dormirse sin mostrar su enfado.
Ana